JEHOVA ES EL NOMBRE DE DIOS
gustavomiranda  
 
  MAS ALLA DE LAS PALABRAS 05/14/2024 11:15am (UTC)
   
 
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From: Evimar Dos Santos <evi26@hotmail.com>
Sent: Thu, November 11, 2010 9:09:38 PM
Subject: Reflexion: MAS ALLÁ DE LAS PALABRAS




MAS ALLÁ DE LAS PALABRAS


L O S   P E C A D O S  D E  O M I S I Ó N

 


Parábola de los talentos
 14 Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes.     15 A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos.
 


El talento era una unidad contable que equivalía a unos cincuenta kilos de plata, y se empleaba paramedir grandes cantidades de dinero. En tiempos de Nuestro Señor Jesucristo, el talento era equivalente a unos seis mil denarios; un denario aparece en el Evangelio como el jornal de un trabajador del campo.
 
Como todos sabemos -según la parábola el tercero de los siervos enterró su talento en la tierra, no negoció con él, perdió el tiempo y no sacó provecho. Su vida estuvo llena de omisiones, de oportunidades no aprovechadas, de bienes materiales y de tiempo malgastado. Se presentó con las manos vacías. Fue su existencia un vivir inútil en relación con lo que realmente tenía importancia, no hizo lo que tenía que hacer.
 
Enterrar los talentos que Dios nos ha confiado, es tener
capacidad de amar y no haber amado, tener labios para sonreír y no haberlo hecho, poder hacer feliz a los nuestros y dejarlos en la más honda de las tristezas. Es tener bienes materiales y no hacer el bien con una parte de ellos; poder llevar el mensaje de evangelización a las multitudes y habernos quedado callados por comodidad; es tener la oportunidad de superarnos y no haber hecho nada para conseguirlo; es haber recibido un llamado espiritual para servir en el Reino de Dios y no dar un solo paso para cumplir con la misión asignada; es darnos cuenta de que existe depresión, temor, angustia y desesperanza en el medio ambiente donde nos desempeñamos, y no hacer nada para remediarlo; es actuar con egoísmo en nuestro diario andar; es palpar la tristeza en el rostro de nuestros semejantes, y no tener el impulso necesario de ayudarlos con palabras sinceras de alegría.

 
Es lamentable mirar hacia
atrás, y observar un sendero de ocasiones perdidas. Es triste que por pereza, dejadez o egoísmo, nos hayamos encerrado en nuestra casa haciendo improductivos los talentos que Dios nos ha entregado. Nuestra inteligencia, nuestra capacidad de amar y de servir a Dios, de trabajar ejemplarmente, de estudiar para superarnos, de prepararnos para crecer en espíritu, todo ello desperdiciado, todo ello tirado a la basura... De manera particular, Dios nos pedirá cuentas de todos y cada uno de los pecados de omisión cometidos, aquéllos de los cuales el mundo no se enteró, pero que nuestra conciencia los registró oportunamente. Son tantos los bienes recibidos por la gracia de Dios, que no los podríamos cuantificar.

 
Mencionemos tan sólo algunos para dar gracias a la fuente divina de donde proceden: “La vida” -que muchos no
alcanzaron a tener y que otros no han valorado; “la inteligencia” -para intentar comprender las verdades y los misterios que no se ven; “el tiempo” oportunidad única e invaluable para servir a Dios nuestro Creador; “la capacidad de amar y perdonar” -para compartirlas con los nuestros, con los que nos aman, con los que nos perdonan y con aquéllos que a pesar de no conocerlos descubrimos en su mirada una pequeña luz de cariño que nos habla de hermandad; “la libertad” -con la que se nos permite escoger el bien para dirigirnos a la Casa del Padre; “un Ángel custodio” -que nos protege constantemente e intenta con todas sus fuerzas salvar nuestra alma liberándonos previamente del pecado. De toda esa herencia majestuosa se nos pedirá cuentas al final de nuestros días. Somos administradores de ciertos bienes de procedencia divina, no dueños.

 
Pero ¡qué hermoso es dar cuenta al
Administrador de nuestros actos cuando han estado bien encaminados, cuando no actuamos con hipocresías, cuando aprovechamos bien el tiempo, cuando fuimos dóciles y sinceros, cuando trabajamos según sus enseñanzas evangélicas, cuando lo tomamos en cuenta para todo! ¡Y qué triste, por lo contrario, es informarle en el ocaso de nuestra vida, que no “quisimos evangelizar para no exhibirnos”; que “no quisimos amar para no ser despreciados”; que “no quisimos escalar peldaños espirituales para no despeñarnos”; que “no quisimos confiar en los demás para no sentirnos defraudados”; que “no quisimos arriesgarnos a perder lo que teníamos” y por eso no invertimos en nuestro crecimiento espiritual; que “no quisimos contagiarnos de algún mal y por eso no nos aproximamos a los enfermos”; que “no quisimos hablar de tristezas y por eso no visitamos a los presos” -olvidando que
Nuestro Señor Jesucristo también estuvo encarcelado.

 
El Señor espera que administremos bien su hacienda, a pesar de los temores que tenemos de fracasar, a pesar de nuestros miedos, a pesar de la vejez que llegó más pronto de lo que esperábamos, a pesar del cansancio y del tiempo que ocupamos en cosas vanales. Nuestro mejor negocio es ganar la felicidad eterna -a pesar de que son muchos los que aún no creen en ella- porque por más que lleguemos a atesorar bienes materiales, poca cosa serán en comparación de lo que el Señor tiene reservado para los justos que trabajaron incansablemente en su viña.
 
Es muy escaso el tiempo con el que contamos para realizar lo que Dios quiere de nosotros. No sabemos hasta cuándo tendremos la oportunidad de permanecer en este mundo. No sabemos hasta cuándo tendremos fuerzas suficientes para mencionar el
bendito nombre de Dios con nuestros labios. Cada hora, cada día, si nos lo proponemos, podemos darle gusto en forma individual y silenciosa, aprovechando correctamente la gran cantidad de dones que ha puesto en nuestras manos.

 
Los pecados que jamás confesamos son los de omisión, porque imaginamos erróneamente que no son faltas contra Dios.  Y la verdad es que hacen tanto daño que si lo entendiéramos así, los tomaríamos más en cuenta...
 
Y tu? que has hecho con los dones y talentos que Dios te dio?
 
  NAVEGACION
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
  Miami Time
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