El amor existe, sólo si es recίproco. La reciprocidad en el amor consiste en amarse espontáneamente unos a otros. El amor de Dios es recίproco, hay un sólo Dios en tres personas: Padre, Hijo y Espίritu Santo; se le llama LA SANTΊSIMA TRINIDAD; Ellos se aman recίprocamente. En (Mateo 3 : 16-17) vemos a los tres en acción: el Padre diciendo que Cristo es su Hijo amado, y a la vez, el Espίritu Santo, revistiéndole del poder de lo alto. Asί también Dios nos ama y nos pide que seamos recίproco para con Él. 

 

 "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna."(Juan 3 : 16).

 

  Con ese mismo amor con que Él nos amó, quiere que le amemos también a Él; quién derramó su vida hasta la muerte. Jesucristo le dijo a los fariseos quienes eran unos hipócritas:

 

 "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente."(Mateo 22 : 37)

 

   Es decir amar a Dios con todo tu sér, aún hasta la muerte. De esta manera se completa la reciprocidad para que sea genuίno el amor Dios-hombre.

 

¿Y todo ésto para qué?

 

   No es un capricho de un jefe prepotente. En esto queda demostrado la voluntad divina para con nosotros, además en ésto conocemos que Dios es bueno.

 

 "Éste es el primero y grande mandamiento."(refiriéndose a amar a Dios) "Y el segundo es semejante : Amarás  a tu prójimo como a ti mismo."(Mateo 22 : 38-39).

 

 ¿Con cuán gran amor debemos amar al projimo?

 

  Con el amor con que nos amamos a nosotros mismos. Asί como nosotros cuidamos, protegemos y alimentamos nuestras vidas; asί mismo debemos hacer con nuestro prójimo.

 

¿Quién es nuestro prójimo?

 

  Pues, las personas que están cerca de nosotros. Cerca de nosotros hay familiares, vecinos, compañeros de trabajo, conocidos, amigos y enemigos; "nuestra Jerusalem local". Esta es la supremacía del amor:

 

"Si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; y si tuviere sed, dale de beber,"